El compacto cinco puertas de Fiat, ahora FCA (Fiat-Chrysler Automobiles), dejó de fabricarse en Europa en el mes de julio. Lo que sobrevive todavía en la oferta española es una versión única con 105 caballos diesel y con una dotación que excede la generosidad, sensor de aparcamiento y asistente de arranque en pendiente incluido. Y todo a un precio de saldo, considerando la media de las marcas generalistas en este tipo de vehículos. Pero en la actualidad y dentro de la Unión Europea, Fiat se centra en desarrollar otros productos, especialmente los asociados a la gama 500, y estamos por presenciar asimismo la extinción de algún nombre histórico como el Punto.

Aún así, un hecho o una singularidad que se conoce poco es que Fiat-Chrysler tiene su complejo industrial más grande instalado en Brasil. Y en ese peculiar mercado que no obedece ni a las leyes evolutivas europeas, ni a las norteamericanas, ni a las asiáticas, el Fiat Bravo, además de sobrevivir, se regenera y cambia.

A principios de año, el modelo acogerá unas reformas suaves en su carrocería. Y algo de actualización mecánica con los turbos italianos. El objetivo es superar un impasse de ciclo de media vida hasta que emerja una generación siguiente (abrir aquí un gran signo de interrogación expectante.)
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