Cuando nos compramos un coche, además de pensar en lo que cuesta, lo que incluye y lo bonito que es, también se nos pasa por la cabeza una duda: ¿es fiable o tendré que pasar por el taller mecánico cada dos por tres? Es una buena pregunta, porque ya hay suficiente gasto con combustible, impuestos, peajes, parkings y mantenimiento diario. Cualquier sorpresa inesperada te puede dejar tirado en plena carretera, y lo peor a veces no es eso, sino el coste que acarrea la reparación.
Últimamente está de moda lo de las llamadas a revisión. Las grandes marcas se han sumado al carro y eso nos hace pensar que los coches no se fabrican tan bien como creemos. Hay defectos leves y defectos graves. Los robots no son perfectos y a veces se echa de menos un extra de supervisión, algo de lo que se está dando cuenta Toyota después de un error histórico que le ha costado un dineral.
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