El coche-marca reanimado en la mesa de dibujo de Frank Stephenson, y por encargo de BMW, cumple veinte años. Desde la generación ‘2014’, que es la tercera, ha hecho bien pocas transiciones, cada una de ellas bastante suave. Vimos unos retoques en el año 2018 y se dan en esta ocasión unas pocas pinceladas aerodinámicas en los parachoques. La persona ajena a la automoción, pensamos, ni siquiera notará el trueque de un MINI ‘2018’ por el de un ‘2021’. Acaso, la novedad fue que llegase durante el 2020 el MINI eléctrico que, de otro lado, era inevitable.
El chasis de este vehículo ha probado dentro de BMW, no sólo en los MINI, ser un esqueleto muy complaciente para automóviles de reacciones vivas. El mensaje de mercadeo con el que se promocionaba dos décadas atrás, que era un «coche de karting», sigue funcionando. No es menos verdad que hay más peces en el estanque, y que otros modelos pequeños pueden acabar sintiéndose igual o más veloces y afilados que un MINI. Y por menos dinero.