Mazda SkyActiv-X y SkyActiv-3: la alternativa gasolina a los motores eléctricos

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Mazda SkyActiv-X y SkyActiv-3: ¿es posible que la gasolina contamine igual que un coche eléctrico?

Vamos a empezar con una danza de números que trataré de explanar lo mejor posible, porque estas cuestiones a veces llegan a marear.

Cinco premisas antes de llegar a las conclusiones

Primera premisa: Mazda afirma que el grueso de los motores de combustión sólo aprovechan el 20% de la energía que producen. Es decir, que se produce energía al quemar gasolina o diésel, o GLP o GNC, pero sólo el 20% se emplea en mover el vehículo. ¿Adónde va el resto? Se pierde entre fricciones de piezas, fugas de calor y un largo etcétera de dificultades técnicas.

Reducir el consumo con este argumento es relativamente fácil. Podemos, por ejemplo, aligerar el peso del vehículo, y matemáticamente tendremos motores de eficiencia mustia aunque capaces de recorrer muchos kilómetros sin repostar. La dificultad, entonces, pasa por usar materiales livianos, resistentes, flexibles y, aquí viene el quebradero de cabeza, que también sean baratos.

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Embarrancamos en un escollo que tiene una solución difícil. A todo eso hay que sumar que los coches están cada vez más atocinados: asientos con masajes y calefacción, sistemas multimedios con una docena de altavoces, carrocerías todocamino de coeficientes aerodinámicos nefandos, y así hasta un infinito de ramificaciones.

Segunda premisa: los investigadores de Mazda dicen que su tecnología SkyActiv-G (gasolina) y SkyActiv-D (diésel) llega a aprovechar un 30%. Esto es, un 10% más que el resto de propulsores. Su sistema mecánico debutó en el 2007, si no recuerdo mal. Y han sobrevivido a todas las presiones legales antipolución. Presiones que tampoco son demasiadas, a juicio mío.

Como fuere, Mazda y sus SkyActiv resisten en ventas sin entrar ni en hibridaciones ni en vehículos eléctricos; su máxima tecnología en aprovechamiento eléctrico es el sistema E-Loop, que recoge el calor de los frenos. Algo poco fascinante, pues ya estaba muy ensayado y comprobado por otros muchos fabricantes.

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Tercera premisa: sin dar fechas ni cifras, mientras escribo esto consta que Mazda pondrá a la venta en el 2019 la segunda generación de SkyActiv. Se ha de llamar SkyActiv-X y la debería estrenar el próximo Mazda 3. El progreso de ingeniería está en que, según la demanda de potencia y según las diferentes situaciones de conducción, los SkyActiv-X no necesitarían una chispa eléctrica para empezar la combustión. Las detonaciones se controlarían por presión, como en los diésel.

Volvamos a considerar que Mazda sostiene que la mayoría de motores sólo aprovechan el 20% de la energía que generan. Y pensemos que, de ser cierto, Mazda habría llegado a extraer entre el 35% y el 45% del SkayActiv-X, dependiendo del modelo de coche. E insistamos que el SkyActiv-X aún está en pruebas y que, como pronto, las ventas empezarían en algún momento del 2019.

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Cuarta premisa: todavía no circula el SkyActiv-X y Mazda dice con la boca pequeña que están abordando la tercera generación, la SkyActiv-3. Aquí es donde agitan una bandera que está abriendo debate y opiniones encontradas. He leído algún titular en el que se habla de exprimir hasta el 56% de la energía nacida del motor. Y esta es una cifra muy gorda… Para el año 2030, sus coches emitirían un 50% menos de dióxido de carbono que los fabricados por la propia Mazda en el 2010. Recordemos que sus coches del 2010 marchan todos con la primera versión del SkyActiv, que en sí misma la consideramos hoy un logro considerable en el uso de combustibles fósiles.

Quinta premisa: de las cosas que cuenta Mazda, podemos inferir que la carrera por la electrificación consiste en ofrecer un vehículo que no tose CO2 mientras funciona. Pero nos estamos poniendo una venda en los ojos: para conseguir electricidad que recargue las baterías estamos contaminando una enormidad; para construir baterías estamos contaminando y no tenemos una idea precisa de cuál va a ser el impacto, siquiera a medio plazo; las propias fábricas de coches están contaminando mientras funcionan… Uniendo todas las piezas del puzzle, Mazda aspira a que sus vehículos con motores térmicos manchen la atmósfera, la tierra y el agua exactamente lo mismo que un eléctrico.

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Conclusiones: Ahora cada fabricante y cada institución pública deben sentarse a arreglar algunos desaguisados e impedir que se disparen alertas de contaminación. Dejar de cruzar culpas y amenazas. Lo que no se puede tolerar es que haya estultos ocupando la presidencia de naciones, casos como el de Bush (hijo), que en su día rebuznó:

«No es la contaminación lo que amenaza el medio ambiente, sino las impurezas del aire y del agua.

Y tras semejante deposición fecal de su intelecto, se quedó tan ancho. La solución la tendrá Mazda o la tendrá Tesla, eso no lo puedo saber ahora mismo. De lo que sí estoy convencido es que hay que descontaminar los parlamentos y ministerios de necios. O la profecía de la idiocracia se cumplirá.

Bibliografía:

– ‘Mazda Pitches SkyActiv-3 Engine Tech to Rival EVs’ (artículo de Hans Greimel para Automotive News, 28 de enero de 2018)

– ‘De la Estupidez a la Locura, Crónicas para el Futuro que nos Espera’ (Umberto Eco, 2016)

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