A Volvo le vino muy bien cambiar de propietario en 2010. Ford se desprendió de la marca sueca pensando que era una buena decisión, puesto que le permitía tapar agujeros y centrarse en otros asuntos. Geely Automobile, el comprador, también pensó que habían acertado, y tal era la fe que tenían en Volvo que decidieron invertir mucho dinero para recuperar a un gigante que siempre ha sido un dolor de cabeza para Audi, BMW y compañía.
Un presente y un futuro que ilusionan
Desde entonces no han hecho más que crecer. El nuevo XC90 fue un éxito y lo mismo se puede decir de la actualización del V40. Tampoco les ha ido nada mal con los S90, V90 y V90 Cross Country, mientras que ahora están cerca de lanzar la segunda generación de su triunfal XC60. ¿Qué será lo próximo? Engordar el catálogo SUV con el típico compacto con el que abrir la puerta a nuevos clientes que jamás se habían planteado pisar un concesionario Volvo.
Estará basado en el Volvo 40.1 Concept (el de las imágenes) que levantaron recurriendo a su nueva Arquitectura Modular Compacta (CMA). Se llamará XC40 y debería estar entre nosotros a principios de 2018, por lo que esperamos su presentación a finales de 2017.
El señor Peter Mertens, vicepresidente ejecutivo de Investigación y Desarrollo en Volvo Cars, se ha encargado de confirmarlo en el Salón del Automóvil de París. Autocar ha recogido sus palabras, de las que podemos destacar que ha definido al futuro crossover como «un punto de referencia para la compañía».
Estocada a los monovolúmenes
En su página web, si echamos un vistazo al apartado que le han dedicado al 40.1 Concept, llama la atención el mensaje que han empleado para definir la necesidad de fabricar un coche así:
Al centrarnos en las necesidades de una nueva generación urbana en este milenio, podemos dar un golpe definitivo a un viejo segmento.
¿A qué viejo segmento se refieren? Al de los monovolúmenes, no hay duda. Quieren seguir los pasos de Audi (Q2), BMW (X1) y Mercedes-Benz (GLA) para mordisquear un trozo de pastel enorme que les está esperando.