Opel Insignia 2020, readaptación mecánica

Este modelo surgió en el 2008 para cambiar de aires y enterrar el Vectra. En el 2017, el primer Opel Insignia dio un salto que se apreciaba sobremanera. Es decir, con frecuencia un coche pasa de una generación a la siguiente y hay aspectos puntuales que no parecen haber mutado. El caso del Insignia ‘2017’ fue sonado y comentado pues, por ninguna parte, se le veía parecido alguno al anterior. Con tres años en la calle, es opinión nuestra que el coche no pedía retoques ni relanzamientos. Pero es cierto que las normativas sobre contaminación han dado un giro. Y el Insignia ha hecho un buen puñado de piruetas con los motores y las cajas de cambio.

No tan PSA como cabría esperar

Que Opel haya sido adquirida por el grupo PSA también ha debido tener su influencia en la recolocación mecánica del Insignia. La disponibilidad de combinaciones se ha estrechado y, sobre todo, se ha volcado hacia los cambios automáticos. Aun así, a alguien le chocará que los bloques motrices no sean de PSA y que se haya trabajado sobre ingenios originales de cuando Opel estaba bajo el paraguas de General Motors. Pensamos que esto es un acierto, porque da caracteres muy distintos a modelos que, dentro de la misma empresa, correrían riesgo de redundancia. Por ejemplo, el Insignia continúa siendo un Insignia, y no un Peugeot 508 con la placa del rayo en el morro.

El Insignia no es barato, si miramos dentro del segmento D, aunque debe considerarse que sus medidas son de segmento E. Así las cosas, el Insignia ya no parece tan hiperbólico en sus precios. Y menos al considerar la dotación más elemental del acabado ‘Edition’, que es profusa, generosa.

Motores disponibles

Vayamos a las mecánicas, pues son el jugo del relanzamiento ‘2020’. Todas emplean dobles filtros anticontaminación. Las siglas CDTi en el diésel han sido dejadas de utilizar como reclamo comercial.

Gasolina:

–2.0L Turbo, 200 CV cambio automático e impulsión delantera. Puede pasar de 4 a 3 cilindros si la demanda de fuerza lo permite.

–2.0L Turbo, 230 CV cambio automático y tracción integral.

Diésel:

–1.5D, 122 CV cambio manual de seis marchas y cambio automático, impulsión delantera.

–2.0D, 174 CV cambio manual de seis marchas y cambio automático, impulsión delantera.

Equipamiento

El complemento clave en el Insignia ‘2020’ es la mejoría y extensión a toda la gama de faros delanteros íntegramente de ledes adaptativos. El número de diodos láser se ha quintuplicado, ahora hay 84 ledes por faro.

Los mecanismos para detectar tráfico, ángulos muertos, objetos y peatones se ha afinado, según Opel. Hay más radares delante y detrás del coche y se llega a detener el coche del todo si, por ejemplo, un transeúnte aparece mientras se hace marcha atrás.

Por fuera, bien poco se nota cambiado en el Insignia. El asunto de sustituir los faros delanteros ha repercutido en variaciones mínimas del frontal y detrás, tanto en la carrocería sedán como en la familiar, los tubos de escape tienen colines más pronunciados.

Lo de la consola central para el control de multimedios se ha resuelto con tres variantes, si bien todas cumplen lo más demandado por la clientela, y es que se pueda emparejar el teléfono móvil, y que dé igual si es un Android o un Apple. Una lleva navegador, otra suma conexión de internet al navegador y, la esencial, quita el navegador. Se entiende que, conectando el móvil al vehículo, ya se puede acceder a un GPS.

Sólo hay un apóstrofe que se le deba lanzar al Insignia. Con sus dimensiones, a veces es posible que se eche de menos algo más de maletero. Ni el cinco puertas ni el Sports Tourer tocan la excelencia en litros de capacidad para carga.

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