Ford ha presentado muchas cosas interesantes en París y las iremos desgranando, no sufráis. Pero la primera que os quiero enseñar es el restyling del Fiesta, porque cuando comenzaron las filtraciones algunos medios difundieron imágenes e informaciones incorrectas. Os sugiero que leáis lo que publicamos en su momento sobre el asunto, porque desde aquí ya anticipamos cuál sería el verdadero Ford Fiesta. Las fotos y la presentación oficial nos han dado la razón.
Como veis, el frontal se astonmartiniza, cosa que divide las opiniones, incluso hay quien dice que se parece a un mero. Personalmente a mí me resulta una cara muy atractiva, pero como siempre, más que dictar sentencia sobre los diseños, lo que es importante es hablar del coche en sí y de lo que mejora.
Luces de conducción diurna tipo LED, más duraderas y eficientes. Nuevos diseños de llantas, nuevos grupos ópticos traseros. El bulto central que le ha salido en el capó no me parece que le dé más músculo y potencia al aspecto. Para mí, es más una cuestión de ir refinando y añadiendo detalles al lenguaje visual de Ford.
En el interior también hay una actualización y puesta al día de la consola central y el sistema de info-entretenimiento. Más que nada porque todos los fabricantes invierten mucho esfuerzo en esto y Ford, obviamente, se pone al día.
Las novedades mecánicas son las que más brillan, con la llegada del motor 1.0 EcoBoost, que puede erogar de 80 a 120 CV. El tricilíndrico que incluso llevará el Mondeo es la auténtica revolución tecnológica. Con este propulsor y las modificaciones a los ya existentes, Ford se postula a ocupar el trono de los que más se lo están trabajando para contaminar menos y ofrecer mejores rendimientos. Ahora, la gama Fiesta tiene 7 motorizaciones distintas, y ninguna supera los 100 g/km de CO2. Bravo.
Otra cosa será cuando llegue el invierno y el Salón de Ginebra, porque allí se presentará el Fiesta ST, con un 1.6 EcoBoost de 180 CV.
