La Autobahn, la red de autopistas de Alemania, podría dejar de ser un caramelo para quienes disfrutan de sus tramos sin limitación de velocidad. No los van a eliminar, pero van a exigir una especie de viñeta o adhesivo a los propietarios de todos aquellos vehículos que se hayan matriculado más allá de sus fronteras. ¿Por qué? Porque con esta medida calculan que ingresarán unos 500 millones de euros.
A un paso de ponerse en marcha
La iniciativa ha sido aprobada en el Bundestag (la cámara baja del parlamento alemán) tras varios años de discusión. Ahora solo falta que reciba el visto bueno del Bundesrat (cámara alta) para que sea toda una realidad.
En Bruselas podrían oponerse, pero han incluido una serie de puntos que endulzan el asunto. Además, no hay que olvidar que Angela Merkel se pasea como Pedro por su casa por las instituciones de la Unión Europea.
Habrá quienes se librarán
Esos puntos tienen que ver con los turistas que no pasen muchos días en Alemania y con los coches menos contaminantes. En esos casos no será necesario pagar, pero cuando toque pasar por caja la cantidad oscilará entre los 67 y los 130 euros anuales, una cifra que variará en función del periodo seleccionado (diez días, dos meses o un año), las emisiones y el tipo de vehículo.
Polémica en el país
Como era de esperar, no todos los alemanes están a favor de este invento que incrementará los ingresos del país. Consideran que es muy peligroso, ya que otros países podrían hacer lo mismo en un futuro no demasiado lejano. Los Verdes son los que más se han opuesto a la propuesta de la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU) y la Unión Demócrata Cristiana (CDU). Sentar precedente es peligroso y puede perjudicarles, tal y como ha comentado Stephan Weil, primer ministro de Baja Sajonia: «Si nosotros cobramos entrada, es cuestión de tiempo que otros también empiecen a hacerlo, y eso será un golpe para el tráfico en la frontera».