Toyota iQ, ¿desaparece en el 2014 un coche de culto?


Semanas atrás, Aston Martin anunciaba el cese de la producción del Cygnet, el microcoche de lujo gemelo del iQ. Ulcrich Bez, capataz de Aston Martin, no se cortó un ápice en salpicar todos los detritos posibles sobre la imagen de Toyota e incluso mentó la desaparición del iQ. La relación Aston-Toyota ha terminado como el rosario de la Aurora, porque Ulrich dijo que quería llevar al Cygnet a Estados Unidos con un motor turbo y que los japoneses no le ayudaron en nada. En un ataque de celos, el directivo acusó a Toyota de estar apoyando a Tesla.

El iQ registra ventas misérrimas, sin importar lo que el CEO de Aston Martin diga. Lo que cabe preguntarse es por qué. La fórmula Smart funciona y en ciudades como Londres estos coches tienen todo el sentido del mundo.


Por otra parte, el Toyota iQ es más polivalente que su némesis, el Smart. Y en cuanto al remate de los interiores, el nipón también saca una clara ventaja. El mandamás de Aston Martin está convencido de que el Cygnet-iQ son tan increíbles que siempre quedarán recordados como coches de culto. Y, sin embargo, la gente no los compra.

Toyota todavía no ha dicho esta boca es mía, y estamos debatiendo entre si la extinción del iQ el año próximo será un hecho o simplemente una maldición tipo vudú que Ulrich Bez lanza sobre Toyota al sentirse despechado.

Causas de su posible muerte anunciada

Desde detrás de un teclado y sin tener ningún compromiso con ninguna marca, veo dos cosas: la primera es que Toyota no ha filtrado ni imágenes ni rumores sobre una siguiente generación, y no le ha hecho absolutamente nada al coche desde que lo lanzara en el 2009. Raro, raro, raro…

La segunda evidencia es que la oferta se centra en sólo tres acabados repartidos en dos motores, y los precios van desde 14.000 € hasta 18.000 €. En la coyuntura económica actual, quien requiera de un coche y disponga de unos 15.000 € es difícil que se plantee la compra de un vehículo que para salir de la ciudad o llevar pasaje está muy limitado. Es mucho dinero aunque técnicamente el iQ sea una genialidad.


Por otro lado, puedes encontrar un Smart desde 10.000 €. También es un índice muy caro en la relación valor/precio. Pero son 4.000 € menos de partida. Y, por último, los microcoches netamente urbanos que en España pueden conducirse con un simple permiso de ciclomotor, aunque sean una broma automovilística altamente insegura, son incomparablemente más baratos.

Coches como el iQ o el Smart son cada día más necesarios en capitales congestionadas. Pero si el iQ va a extinguirse, lo hará por su precio.

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