Audi A3 Sportback e-tron, un híbrido para pilotos


Otro para el Salón de Ginebra. Mientras en Volkswagen declinan la electrificación y la hibridación hacia los usos más genéricos, en la matriz de Audi optan por las prestaciones deportivas y el pilotaje sin concesiones. Aunque el grueso de los presupuestos de ingeniería en las marcas se concentrará durante cinco años en evolucionar los motores térmicos, todos guardan un pedacito de su dinero para no quedarse atrás si, por casualidad, el mundo de los híbridos diera un pelotazo tremendo. Audi ha configurado un A3 Sportback híbrido, pero no del tipo Toyota Auris, sino que éste fanfarronea con disponer de 204 CV.

La tecnología es de tipo enchufable, como el último Prius, de manera que las baterías y su aprovechamiento dan mucho más de sí que en un híbrido normal. Según la norma ECE para automóviles híbridos enchufables, en un túnel de viento el A3 e-tron homologa un consumo de ciclo combinado de 1,5 litros a los 100 kilómetros, y unas emisiones de CO2 únicamente de 35 g/km. No me lo creo, y no sé cómo se las ingenian para que un organismo oficial estampe su sello sobre una documentación a todas luces no fehaciente.

1.4 TSI y doble embrague

Con el motor térmico y el eléctrico trabajando codo con codo, el A3 ha de alcanzar los 222 km/h, mientras que en modo exclusivamente eléctrico se le ha limitado la velocidad a 130 km/h a fin de alargar su rango de autonomía hasta los 50 kilómetros. Si contamos que las últimas estadísticas dicen que el 60% de desplazamientos que hacemos no superan los cinco kilómetros, éste A3 debería pasarse dos tercios de su vida sin quemar gasolina (si es que disponemos de un garaje donde enchufarlo.)

El motor es el clásico 1.4 TSI, balanceado para llegar a los 150 CV. El cambio es automático de doble embrage (S-Tronic, en Audi), y en esta caja es donde va integrado el motor eléctrico.

Los modos de conducción son: puramente por combustión, sólo por electricidad, o impulsión combinada de ambos. Para permitir que los dos motores trabajen juntos, el conductor ha de pulsar un botón. De lo contrario, el coche tiende a elegir entre gasolina o electricidad únicamente. E igual que casi todos los híbridos, todos los motores se desconectan cuando estamos en una velocidad sostenida y quitamos el pie del acelerador. Es lo que llaman “sailing”, o navegar, como en los veleros. Al no existir el freno motor, la inercia del coche permite recorrer muchos metros sin emplear energía alguna.

Perspectiva realista de la movilidad sostenible para Audi o simple escaparate comercial, es una duda que no despejaremos al menos hasta dentro de dos años.

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