5 leyendas del Rock y sus coches


El tópico, muchas veces confirmado por la propia realidad, dice que las estrellas del rock suelen ser personalidades fuertes, que llevan una vida llena de excesos, lujo, fiestas… aquello del «sexo, dorgas y rock&roll». Pero algunos también quisieron dejarse parte de sus millonarias fortunas en aglomerar colecciones de coches realmente espectaculares. Y es que, no solo basta con ser una estrella del rock, también tienes que parecerlo.

Rolls-Royce Silver Shadow de Freddie Mercury


El polifacético cantante Queen, compositor de temas tan legendarios como ‘Bohemian Rhapsody’ o ‘We will Rock you’, nunca fue un entusiasta de los coches. Es más, ni siquiera tenía permiso de circulación. El chófer de Freddy fue la única persona de confianza que llevó su Rolls-Royce Silver Shadow de 1979 hasta su fallecimiento en 1991. Se trata de un modelo con motor V8 de transmisión automática que fue adquirido hace más de 30 años por la compañía Goose Productions Ltd, aunque después pasó a manos de la familia del popular músico británico hasta 2013, momento en que se vendió por 120.000 dólares (6 veces más que su coste real en los años 70) en una subasta de Birmingham.

La interminable colección de coches de Elvis Presley


El llamado ‘Rey del Rock‘ tenía una colección de coches en su mansión de Graceland casi tan interminable como su número de fans. A los 18 años de edad adquirió su primer vehículo, un Lincoln de 1942 que le regaló de su familia. 13 años después (en 1955) Elvis se desplazaba con su banda, los Blue Moon Boys, en un Cadillac que él mismo se había comprado. Cuando sus discos comenzaron a conquistar todas las frecuencias de radio americanas, obsequió a su madre con un Cadillac Fleetwood sedan de 1955, aunque al mismo tiempo él también se llevó una limusina Cadillac Fleetwood. El dinero llegaba al ritmo de aquellos bailes que conquistaban corazones en todo el mundo, así pues, en sus años más gloriosos adquirió modelos como el Cadillac El Dorado convertible (1956), un BMW 507 (1958), un Lincoln de 1960 con todas las opciones disponibles, y uno de sus automóviles preferidos: un Ford Thunderbird 1962 Sports Roadster.

Elvis compraba coches al mismo tiempo que componía canciones. Así, en los años 60 y 70 sumó más y mejores modelos a su ya amplia colección: un Rolls Royce Phantom V, una limusina Cadillac Fleetwood 1960 personalizada por George Barris (creador del famoso Batmóvil de Adam West), una limusina Cadillac Fleetwood de 1964, un Cadillac El Dorado (versión Coupe), una limusina Mercedes Benz 600 en 1970, un Cadillac Sedan de Ville que compró para su tía Delta Mae Biggs en 1971, un Stutz Blackhawk del que presumía en sus ratos libres, y hasta un Cadillac Fleetwood Brougham de 1974. Poco antes de su fallecimiento el 16 de Agosto de 1977, a los 42 años, también había adquirido un Ferrari Dino 308 GT4 de 1975 y un Cadillac Seville.

Los coches de Nick Mason, batería de Pink Floyd


La pasión por la música de Nick Mason solo es comparable a su entusiasmo por los deportivos italianos y los coches de carreras. Desde sus comienzos en 1965 como batería de Pink Floyd, una de las bandas más influyentes en la historia de la música, llegó a completar una colección que hoy está considerada como una de las más importantes (e impresionantes) del mundo. Su hangar privado debería estar considerado la octava maravilla del mundo, pues allí reposan un sinfín de coches míticos: un Ferrari 312 T3 con el que Gilles Villeneuve ganó su Primer Gran Premio en 1978, un Aston Martin Ulster de 1934, un Ferrari Enzo de 1960, un Maserati 250 F de 1956, un McLaren F1 de 1995, un Ferrari 250 GTO de 1962 (el cual no vendería «ni por todo el oro del mundo«), un Ferrari Berlinetta Boxer de 1976, un Ferrari 512 S de Le Mans (1979), un Lola T297 de 1980, un Jaguar D-Type de 1955, un Alfa Romeo 8C de 1931, así como algunos Bentley y Bugattis de época.

Hennessey Venom GT de Steven Tyler (Aerosmith)


Steve Tyler, cantante de la famosa banda de rock Aerosmith, adquirió en 2012 uno de los modelos más exclusivos del planeta: el Hennessey Venom GT Snyder, limitado a solo 5 unidades. Se trata de un superdeportivo americano basado en el Lotus Exige y en el cual se esconde un motor LS9 V8 de 7.0 litros con doble turbo y hasta tres programas diferentes de potencia: 800, 1.000 o 1.200 CV. Gracias a una transmisión manual de seis velocidades, puede superar los 400 km/h con una aceleración de 0 a 100 km/h en tan sólo 2,5 segundos. Además de esta impresionante bestia, posee un Panoz AIV Roadster de 1999 y un Porsche 911 Turbo de 2007. Cabe destacar además que su amigo Brad Whitford, guitarrista de Aerosmith, posee un musculoso Chevrolet Chevelle SS de 1967 con 375 CV, el mismo modelo que usaba Vin Diesel en la película ‘Fast and the Furious 4’ de 2009.

Los coches de Ozzy Osbourne: en la variedad está el gusto


La única relación del famoso «Príncipe de las tinieblas» con el mundo automovilístico es que a los 15 años abandonó la escuela y se sacó las castañas del fuego siendo probador de bocinas para coches. Formó parte de la banda de heavy metal Black Sabbath, aunque en 1979 fue reemplazado por Ronnie James Dio y pasó a despuntar en solitario con discos como Blizzard Of Ozz (1980), Diary Of A Madman (1981) o Bark At The Moon (1984). El rockero guarda en su mansión de Buckinghamshire (Inglaterra) un pequeño pero variado ramillete de coches, donde destacan modelos como el Ferrari 458 Italia, un Audi R8 de color blanco, un Range Rover y su última adquisición: un lujoso Bentley Flying Spur.

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