Citroën C5 Aircross 2019, cinco pasos hacia la renovación

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El coche se vende a partir de diciembre de 2018 en Europa; será colocado en el aparador, entonces, con la vitola de ‘M2019’. Entender qué lugar ocupa dentro de la constelación de Citroën es bastante simple. Éstos son los cinco hechos fundamentales que hay que conocer antes de plantearse su compra. O de aguardar a una renovación que, el arriba firmante, ve llegar con buen viso.

Cinco puntos que hablan del C5 Aircross 2019

1– No confundir con un sedán C5. En el 2012, Mitsubishi aún no había sido absorbida por Renault-Nissan. Las primeras nupcias de los japoneses fueron con PSA. Del Mitsubishi ASX salió el C4 Aircross. Ahora, el C5 Aircross, creciendo diez centímetros, es el cambio generacional del SUV mediano, y no una conversión a carruaje multipropósito de la berlina grande C5.

Esta idea se entiende más rápido así: el C5 Aircross es una fotocopia del Peugeot 3008 ‘M2017’ y del Opel Grandland X ‘M2018’. Mismo chasis; mismos motores; mismas transmisiones automáticas; etc, etc, etc. Es, dicho de la forma más conspicua posible, otro Qashqai más. Los buscadores de SUV talla M ya apelotonan uno más en la melé.

2– Automáticos. Hay gasolina de 130 CV a 180 CV, y diésel de 120 CV a 180 CV. Sólo los motores pequeños se pueden gobernar con cambios manuales de seis marchas. Satisfacer las normativas Euro 6-B es un desafío que, de momento, los ingenieros resuelven por la vía fácil: retiremos al ser humano la posibilidad de conducir y que la computadora gestione la transmisión. PSA insiste en que la semiautomática EAT-8 es un prodigio para los sentidos. A mí no me lo parece; me irritaba la EAT-5, me desesperaba la EAT-6 y me estorba la EAT-8. Aunque las opiniones varían mucho entre los usuarios, y he tenido conversaciones con personas que dan su aprobación a estas cajas.

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3– Comodidad. Las separaciones entre el Peugeot, el Opel y el Citroën son, en esencia, dos. La primera diferencia es la intención de mimar al pasaje, que éste descanse en butacones bien rematados y que la persona al volante no tenga un interés excesivo en la conducción. Encajar las irregularidades del suelo sin que dentro haya sacudidas es la máxima de Citroën. Para este modelo han empleado una suspensión de adaptación constante, pero otro coche donde luce con claridad la filosofía del paseo en autocar, y que he podido comprobar, es el C4 Cactus ‘M2018’.

4– Espacio para todo. Esto sería la segunda distinción respecto a sus mellizos. En el Citroën hay mucho más sitio para el transporte de equipaje. Los asientos traseros son individuales, se pueden deslizar si hace falta algo más de hueco e, incluso, hacerlos desaparecer. El volumen mínimo indica 580 litros y el máximo 1.630 litros de maletero. Son unos números un tanto superiores a contendientes directos, estilo Ford Kuga o SEAT Ateca. Pero es todavía una medición escasa en un vehículo próximo a los cinco metros de largura.

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5– La renovación. En la presentación de este coche, la directora ejecutiva de Citroën, Linda Jackson, parece que habló con algunos medios de comunicación y les participó apuntes de la renovación del compacto C4 y el sedán C5. Esta regeneración está en camino: el Peugeot 508 ‘M2018’ será la base del C5. Y cuando el Peugeot 308 ‘M2013’ salte de generación, Citroën aprovechará y dará el cambiazo al C4 ‘M2011’. Todos contentos. El C5 Aircross tapará agujeros mientras llegan los diseños que suman más clientela. Hasta que se alcance esa meta en el tiempo, que debiera ser en el 2020, el pequeño C3 va cosechando entusiastas a ritmo sordo pero constante.

Fotos del Citroën C5 Aircross

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