Dacia vuelve al Salón del Automóvil de París para enseñarnos que también saben modernizar sus productos y hacerlos atractivos. Yo creo que ya le dieron una lección a todas las marcas con el Duster y más recientemente con el Lodgy. El Logan y el Sandero eran muy adustos, pero ahora me parece que hasta son bonitos.
En sus carrocerías encontramos frontales calcados, con clara vocación al rostro del Duster. Son diseños sencillos y discretos, pero nadie podrá decir en voz alta que son feos como un pecado, pues están mejor esculpidos. Por dentro la filosofía low cost hace lo más sensato: son idénticos. Fuera costes de desarrollo para dos modelos, con un sólo diseño hay más que suficiente.
Eso sí, el salpicadero ya no es tan espartano. Es bi-tono y su instrumentación está totalmente renovada, dando un aspecto más moderno y agradable. Los rumanos dicen en su comunicado de prensa que el nuevo interior “eleva la sensación de calidad percibida gracias a los materiales elegidos”.
Además, en las fotos se puede ver que por primera vez el volante es multifunción y podrán llevar conexiones USB y control de velocidad. Y esperamos que también pueda incorporar la pantalla táctil en la consola del Dacia Lodgy, con navegador o conexión bluetooth para el teléfono (debería costar en torno a los 400 euros).
Todavía no hay motores confirmados, pero se especula que montará el nuevo 1.2 TCE de 100 CV, un pequeño motor gasolina con turbo mucho más moderno que los actuales, y que por fin tenga Start & Stop. Tampoco se necesita más, son coches levantados desde la plataforma del Renault Clio. La otra incógnita es si el Logan tendrá una versión GLP como la que tiene ahora, que parte de los 9.890 euros.
Hablando de precios, tampoco están confirmados, pero sí que ofrecerán una garantía de tres años o 100.000 kilómetros. Pulgares arriba para Dacia.
