Esta vez no tenemos que irnos hasta Rusia para ver algo dantesco. Todo ocurre en un espacioso concesionario Ferrari situado en Qatar, donde un conductor borracho hizo de las suyas y se dio a la fuga antes de que le llamaran la atención.
Decidió entrar a la sala de exposición sin bajarse de su Kia, así que recurrió a la técnica del alunizaje para meterse dentro de una forma poco discreta. Le estaban grabando, por lo que imagino que las autoridades del país árabe ya le habrán dado caza.