Conducir con unos neumáticos que no tienen la presión recomendada puede ser un peligro. Por ello, la Unión Europea acaba de hacer obligatoria la inclusión de un sistema de control de presión de neumáticos en todos los coches a partir de 2012.
La directiva ya está aprobada para el bien de todos. Este exige que el sistema incorpore una alarma que nos avise cuando se detecte una pérdida de presión del 20% o una presión mínima de 1,5 bares en alguno de los neumáticos.
Esta medida se ha tomado después de que la FIA y Bridgestone hayan realizado un esudio conjunto en el que se ha podido saber que uno de cada tres vehículos de la Unión Europea circulan con baja presión en los neumáticos. Esto hace que aumente el consumo y que los neumáticos se desgasten más de lo normal.
Según datos facilitados, una circulación con neumáticos con una baja presión pueden hacernos desperdiciar 8.000 litros de combustible al año, lo que equivale a 18 millones de toneladas de CO2 en todo el mundo que se podrían evitar.