Ford Fiesta Van, trabajador, sí, pero con estilazo


Y además con unos consumos fenomenales, ¿qué más le puedes pedir? Después del restyling el Fiesta se ha colocado entre los utilitarios con la carrocería más bonita. Le han cambiado la cara, le han puesto nuevos motores, le han enchufado una buena dosis de tecnología y lo han convertido en un producto muy apetecible para el público. Y por supuesto también para las empresas con flotas de coches que hacen trayectos urbanos y que llevan carga, pero no como para llenar un combi o una furgoneta.

Es muy típico en nuestro país. Opel Corsa, Seat Ibiza, Renault Clio, el mismo Ford Fiesta… Los venden con equipamiento básico y motores que no son velocistas pero sí corredores de fondo. Luego quitan las lunas traseras y las cubren de chapa, y ya tienes un vehículo perfecto para tus tareas laborales. Repartir paquetes, llevar un taller de reparación a cuestas, lo que haga falta. El nuevo Fiesta Van, y siempre hablando desde mi punto de vista, ha quedado muy pintón, además de útil. Para mí es el más bonito de estos modelos, y tener un vehículo de trabajo no tiene porqué implicar que sea soso.

Mirándolo con lupa

Al no tener los asientos traseros y con todo ese espacio remodelado para que quede absolutamente diáfano, a este Fiesta le puedes meter objetos de hasta un metro treinta de longitud. Tiene cuatro puntos de anclaje en varios sitios para inmovilizar la carga y un suelo antideslizante. También la caja de un metro cúbico que se forma en su interior está reforzada con plásticos muy duros para que no se hagan chichones por dentro al trajinar diariamente con los trastos y herramientas del trabajo.

En principio viene con el equipamiento más básico, pero le puedes añadir todas las opciones que quieras y que están disponibles en el nuevo Fiesta. Desde unas llantas de 17” hasta el control de velocidad o el sensor de aparcamiento, muy útil ya que la visibilidad trasera en estas adaptaciones comerciales siempre queda muy mermada. Pero también le puedes añadir lo último de lo último en tecnología de seguridad de Ford, el sistema de frenado automático en ciudad SYNC.


Y Ford saca pecho en lo que más interesa de estos coches: el consumo. Hay un motor de gasolina 1.25 que no hace falta que ni lo mires, pues no se trata del EcoBoost. Aquí interesa el diesel, donde marca cifras de récord. En este terreno abandonan por fin al desfasado 1.4 TDCI con 68 CV. Y ahora hay un 1.5 TDCI que homologa 3,3 litros a los 100 y 87 g/km CO2. Eroga 75 CV, pero aún hay un escalón de potencia por encima: 95 CV que salen de un propulsor 1.6 homologado en 3,7 litros y menos de 100 g/km de CO2. Este motor ya existía pero ha sido revisado para quitarle un poco la sed.

Los primeros pedidos se entregan a la vuelta de la esquina, en enero del 2013. Los precios oficiales aún no se han divulgado, pero no deberían ser muy dispares a los de antes del restyling, es decir, entre los 12.000 y los 16.000 euros sin aplicar ningún descuento. Lo encuentro un poco caro, y más si tenemos en cuenta que no equipan sistema Start-Stop, cosa que ya debería ser legalmente obligatoria.

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