Sexta iteración de esta franquicia cultural popularizada por Vin Diesel (si aceptamos que Vin Diesel pueda ser “cultura”). De todas maneras, a nadie le interesa mucho el guión o las capacidades expresivas de sus personajes. Si de algo se puede jactar la saga es de mostrar coches verdaderamente despampanantes.
El primer tráiler oficial se emitió en la Super Bowl, causando eso que los americanos llaman el WOW Effect (léase cara de estupefacción y asombro). Esta vez, Vin Diesel no viene solo dejando su reguero de esteroides, sino que compartirá sus correrías con otro mazacote de carne, el talentoso actor apodado The Rock.
El tráiler hay que irlo parando cada dos segundos para descubrir las bellezas automovilísticas. Han abierto bastante el abanico y no se centran tanto en muscle cars. En un primer vistazo y sin entretenerme demasiado, a mí me ha parecido distinguir un Nissan GT-R bastante tuneado, un Subaru Impreza WRX STI, y, para la mayor de mis sorpresas, un Alfa Romeo Giulietta rojo.
Otras fuentes aseguran que el resto de estrellas serán un Subaru BRZ, un Dodge Charger, un Ferrari Enzo y un Plymouth Super Bird. Yo os pediría que mirarais el tráiler varias veces a ver qué coches reconocéis vosotros.
La ineptitud de los Ayuntamientos
Si algo tienen estas películas es que recorren medio mundo, y donde van generan trabajo y dinero a espuertas. En el proceso de rodaje, la productora solicitó permiso para filmar en Barcelona. Esto supone proyección mundial para la ciudad, ingresos para el sector audiovisual y para las propias arcas municipales. El consistorio dijo que sí, pero que en Barcelona no les dejarían rodar escenas de coches… Esto sólo puede salir de la mente de un genio… ¿Qué es lo que querían? ¿Vin Diesel jugando al Scalextrix frente a la Sagrada Familia? ¡Pero que es Fast And Furious, por el amor de Dios!
Ante la clarividencia del Ayuntamiento barcelonés, los americanos decidieron irse con toda la tropa a rodar en Canarias, donde tuvieron algo más de visión comercial que los de la ciudad Condal.