El humo del diesel puede causar cáncer de pulmón y de vejiga


Siete de cada diez coches vendidos en España son diesel. El cómputo general en Europa es algo más bajo: un 55 por ciento. La alarma ha saltado este verano después de que la Organización Mundial de la Salud hiciera públicos los resultados de un estudio que ha durado más de veinte años. Es un problema de salud pública, pero hay que hacer muchos matices antes entrar en estado de pánico con los datos.

El estudio habla de una exposición directa a los gases, alertando a las plantas que generan electricidad mediante este combustible, y cuyos trabajadores están en situación de riesgo. Lo mismo sirve para los mineros que emplean maquinaria en espacios estancos que emplea la fuente de energía más sucia que ha creado el hombre.

El diesel emite menos CO2, pero nadie habla del resto de cosas que pululan dentro de los gases excretados por los motores. Miremos a estas personas trabajan con maquinaria pesada diesel: suele darse el caso de que se trata de cacharros obsoletos y viejos, no afectados por las normas de emisiones Euro5 actual ni, por supuesto, la futura Euro6. Aquí es donde habría que meter mano: motores de barcos, generadores, calefacciones, etc.

¿Y qué pasa con los coches?

Los coches actuales diesel siguen vendiéndose publicitariamente como los adalides de la eficiencia. Tienen modernos filtros de partículas y están optimizados para consumir muy poco. Pero en las ciudades grandes, dada la presencia masiva de estos motores, las personas están bastante expuestas a sus gases. El problema se duplica porque el parque automovilístico ha envejecido repentinamente, y todos esos coches diesel de segunda y tercera mano no disponen de ningún freno a sus emisiones. Si la O.M.S ha establecido que es un problema de salud pública, el gobierno debería tomar cartas en el asunto para retirar y renovar todos esos vehículos.

Otra cosa es cómo hacerlo. Con la que está cayendo, las ventas se han desplomado y la gente no tiene dinero. Es así de simple. Por otro lado, el precio del gasóleo sigue subiendo, estrangulando a todo el sector de los transportes. Desde aquí, lo único que podemos decir es que hay que incentivar mucho más las actuales alternativas, como el GLP, el GNC y la hibridación. Son tecnologías de transición porque contaminan y además no se conocen sus perjuicios a largo plazo. Pero hay que dar el salto hasta que sea posible una movilidad totalmente limpia. Nos jugamos la salud.

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