Los coches del futuro, hace un siglo


Hace unos meses, Jeffrey Miller, miembro asociado a la Universidad de Alaska Anchorage, pronosticó que las tecnologías automatizadas en los automóviles serán una realidad dentro de 28 años. No es el único Nostradamus de la automoción, qué va. Las predicciones respecto a los coches del futuro han sido constantes desde 1885, cuando Karl Benz presentó el primer coche con motor. Sin embargo, hay que reconocer que, de momento, no contamos con la tecnología que los expertos (¿o soñadores?) del siglo pasado imaginaban para nuestra época. Veamos algunos ejemplos de aquellas profecías futuristas.

Lowrider (1918)


En los últimos compases de la primera guerra mundial, los bocetos en los coches del futuro vaticinaban mejores tiempos para la humanidad. Así nació el modelo Lowrider, un pulmón de acero sin ruedas para la alta sociedad. Su eslogan dice “El nuevo coche será envuelto en cristal, controlado en su totalidad con un conjunto de botones y palancas. No necesitará embrague, engranajes o transmisión. Será seguro y sus neumáticos ya no serán perforados”. Quizás el tiempo de la razón a esta cápsula del futuro, de momento solo ha cobrado vida en la película de 2002 Minority Report, pero sin cortinas y con una moda menos post-victoriana.

Autobús Gigante (1930)


Hoy los grandes transatlánticos se han convertido en hoteles flotantes de 100.000 toneladas de peso. En la ingeniería naval de la primera mitad del siglo XX, el dominio de los mares alcanzó su máxima expresión con el RMS Queen Mary. Pero ¿Qué pasaba con los vehículos motorizados? Así nace el proyecto Giant Bus o autobús gigante, un cruce de autobús y crucero que su diseñador imaginó para las calles de Nueva York y San Francisco. Según los primeros bocetos, el autobús se acomodaría con “salas de billar, piscina, ascensores, pista de baile y hasta un servicio de avionetas».

El coche acuático (1933)


Para el diseño de este automóvil futurista, los expertos de la época se basaron claramente en la estructura cónica de un pez. Su forma era redondeada en el habitáculo frontal y estaría equipado con aletas en la cola. Su inventor esperaba que esta innovación llegase al mercado por un módico precio de 2.000 libras de la época (el doble de lo que es ahora) con un motor de unos 100 caballos de potencia para la exploración del océano.

Coches sin conductor (1957)


Una compañía eléctrica se atrevió en 1957 con los vehículos eléctricos. En su eslogan, sus predicciones no iban muy desencaminadas en algunos aspectos «Su comida se cocinará en segundos y las pantallas de televisión colgarán de las paredes». No podemos decir lo mismo de los coches, los cuales afirmaban que serían propulsados enteramente por dispositivos eléctricos y circularían sin necesidad de un conductor.

El Sedan ecológico (1958)


Que un vehículo pueda ser propulsado por energía solar tampoco se desvía demasiado del presente. Pero hay que reconocer que el “sun Mobile” tenía algo especial: sobre sus tres ruedas se alzaba un diseño estrambótico-espacial, con unas aletas que podríamos definir como “demasiado fashion”, una cantidad absurda de antenas parabólicas y lo más extraño del caso, la ausencia de placas solares.

Coche de las compras (1964)


Este vehículo de tres ruedas era la imagen perfecta para representar el «coche del mañana» en la América de 1964. Eran otros tiempos en Estados Unidos, cuando los Cadillac y los Mustang dominaban el asfalto, Elvis Presley aun cantaba Suspicious Mind y la Beatlemanía llegaba al programa de Ed Sullivan. Finalmente, el proyecto Runabout (también llamado Sunray) de la época se diseñó equipado con un amplio maletero para los carros de la compra y una forma puntiaguda para darle dinamismo y modernidad al vehículo, pero terminó pasando sin pena ni gloria.

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