Badenes inteligentes, un invento español revolucionario


De los muchos males que pueblan nuestras carreteras, el que más se ha esparcido como un virus letal es el badén, o “el guardia acostado”, como también lo llaman. Se han instalado indiscriminadamente, cada uno con medidas y criterios distintos que se saltan lo que está establecido por normativa legal, pero todos tienen algo en común: aumentan el consumo y la emisión de gases y, la peor de las calamidades, sacuden al coche motivando averías en rótulas, suspensiones y destrozando los neumáticos. Por eso han proliferado desde bastante rincones del mundo patentes diferentes para erradicar el maldito badén.

Los badenes, bandas sonoras y otros cachivaches atravesados en la carretera para forzar la reducción de la velocidad están condenados a desaparecer en favor de los badenes inteligentes que sólo se interfieran en el camino de los que van pasados de vueltas.

Las diferentes propuestas son todas interesantes, pero algunas son excesivamente costosas de instalar y de mantener, y su aplicación en plan masivo sería inviable. Por ejemplo un sistema de radar (carísimo) que detecta la velocidad y hace que se eleve del suelo una protuberancia o que se quede plano según la velocidad que lleve el vehículo. Ésta es una propuesta que llega de Méjico, y no digo que no esté bien. Pero hay que contar con el coste de la instalación y luego el cargo económico de ir comprobando que todos los sistemas mecánicos de elevación funcionan bien y arreglar los que se estropeen.

La solución española

Pero la empresa malagueña Badennova es la que me parece que ha propuesto algo absolutamente distinto, simple y efectivo. Y si alguien tiene posibilidades de que su sistema se adopte en todo el mundo creo que son ellos. Ya tienen acuerdos de colaboración firmados con empresas de Taiwán, Emiratos Árabes y Bélgica.

Su sistema se llama Badén Inteligente de Velocidad (BIV) y consiste en un badén normal pero que, en lugar de ser rígido, va relleno de una pasta viscosa. La gracia es que esta pasta es un fluido no-newtoniano. Es decir, que no se comporta siempre según las leyes físicas de Newton. Más fácil de entender: si el coche va a la velocidad correcta, la pasta es blandita y los que van en el vehículo no notan nada. Si por el contrario se supera la velocidad permitida, cuando la rueda golpee el badén éste se pondrá rígido y el coche se llevará el clásico y doloroso meneo. Ahí va un vídeo demostrativo del invento que lo explica todo a las mil maravillas…

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