Resumen GP Malasia 2014, Hamilton se deshace de la mala suerte


La lluvia finalmente no llegó a Sepang y se cumplió un guión más o menos predecible a juzgar por los resultados de las Prácticas durante el fin de semana. Doblete inapelable para Mercedes donde un circuito demasiado bien construido y con generosas escapatorias tampoco da mucho juego para Safety Cars por más incidente graves que se sucedan.

Hamilton fue como una de esas bolas que se usa para las demoliciones y lo mismo fue Rosberg. Vettel no tuvo problemas técnicos esta vez y nadie pareció aquejado por decisiones desafortunadas de estrategia. El gafe se lo llevaron Ricciardo y Räikkönen. El primero por una mezcla de caos en el box que desembocó en avería y retirada, y el finlandés por el pinchazo de rueda en la salida. Räikkönen fue doblado por Hamilton hacia el final de su día más negro.

Pero el que tuvo más arrestos fue Massa. Le dijeron “Bottas is faster than you”, un fantasmagórico Déjà vu de aquel vergonzante “Fernando is faster than you”. Aunque esta vez, el brasileño se pasó por el calcetín las órdenes de equipo y debió pensar «si eres tan rápido, pues adelántame». Es precioso ver a un ser humano recuperar su dignidad después de tantos años y renegar de las órdenes de equipo.

La Fórmula 1 es un caladero de tiburones y si juegas el papel del caballero honesto ni la afición te lo reconoce. El equipo y el Fair Play son eufemismos para “sálvese quien pueda” y, en una bonita metáfora de la vida, el piloto, al final, siempre está solo. Creo que Felipe y Webber lo han aprendido, pero uno se ha quedado en Williams y el otro terminó tan hastiado que se largó por la puerta de atrás.

¿Carrera aburrida?

Nos quejamos por todo: el año pasado por los neumáticos, este año hasta por el sonido de los motores. El abajo firmante opina que, al menos en estas dos primeras carreras, se vaticina una temporada sin monólogos, donde siempre es el mismo el que hace la Pole, saca 30 segundos en las primeras vueltas y ya nos podemos echar a dormir. Ahora hay cuatro coches con opciones (Mercedes y Red Bull), y veremos si en el futuro se suma alguno más.

El hecho de que los coches son más eléctricos que los de un Scalextric, y que las penalizaciones del nuevo reglamento te pueden retener entre 5 y 15 segundos en los boxes viendo como tu carrera se va por el desagüe, añade un componente de incertidumbre que antes no existía.

La prueba está en el número de monoplazas que se retiran por averías y en que son más complejos de pilotar, dejando al espectador con más posibilidades presenciar errores de conducción. A Lotus le tocó el combo: Grosjean perdió el control un par de veces y el coche de Pastor Maldonado se quedó sin pilas.

Otro guillotinado que demuestra que “aburrimiento” es algo que hay que pensar dos veces antes de mencionarlo fue Magnussen: le tocó una parada forzosa y un cambio de morro por su colisión con Räikkonen. En resumen, nuevas reglas y vehículos más exigentes para los drivers.

El rigor sobre el consumo de combustible es otro quebradero de cabeza, incluso ha llevado a los equipos a preparar un modo ECO igual que en un Toyota Prius. En plena efervescencia de la batalla, aparece un mensaje en radio que impele a levantar el pie del gas y a encender la luz trasera parpadeante. Es un escollo con el que tendrán que batallar los ingenieros y que añade más complicaciones para los fabricantes de propulsores.

El hombre renuente

Es muy pronto para hablar de otro año fatídico en Ferrari. Pero es evidente que los de Maranello tampoco han dado en el clavo con el F14-T y que Alonso está salvando los muebles con Andrea Stella otra vez por su renuencia, es decir, porque es terco como un mulo. El motor Ferrari no tiene velocidad punta y con los cambios en la hibridación se ha perdido aquel fulgurante KERS que tras una pobre clasificación en los sábados dejaba a los alonsistas con la promesa de «mañana remontamos en la salida.»

Pero tampoco es una tartana. Los Ferrari están en el ‘pack’ de McLaren, Force India, Williams e incluso Toro Rosso. Escuderías que pueden progresar en ulteriores grandes premios y luchar de tú a tú con cualquiera, sobre todo porque algunas cuentan con rookies como Kvyat que han comenzado con un hambre voraz.

Hasta que eso ocurra o no ocurra, lo que hemos visto en dos carreras es que Alonso sigue en la parte alta por testarudez y por no tirar la toalla: apretó y apretó hasta que puso de los nervios a Ricciardo, que terminó por romper su alerón delantero. Y estuvo en un lance constante con Hulkenberg hasta el adelantamiento más bello de estos dos G.P. transcurridos.

No podemos cerrar esta crónica sin aludir a Button. Su caso dentro de McLaren es un calco de lo que Alonso está viviendo en Ferrari.

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