Qué es y cómo funciona un turbo, un compresor y un turbocompresor

motor con turbocompresor
Los motores aspiran aire para quemar combustible en cada ciclo y así entregar su potencia. Sobrealimentar el motor con aire, con combustible o con ambas cosas no ha sido un capricho de la ingeniería; desde los primeros días de la automoción los mecánicos se encontraron con problemas para suministrar aire al propulsor. Esto pasaba sobre todo en países a gran altitud, donde la mezcla de oxígeno es pobre y los automóviles, camionetas y camiones no funcionaban. De modo que la sobrealimentación no es algo que se ligue ‘per se’ a las prestaciones deportivas.

En rasgos muy generales y para no entrar en cuestiones muy científicas, diríamos que los coches diésel turboalimentados fuerzan sólo la entrada de más aire en el motor. Y en los gasolina, se insuflan las dos cosas: aire y combustible.

Los compresores y los turbocompresores: distintos tipos de sobrealimentación

A propósito de inyectar más aire o más combustible, se utilizan primordialmente tres sistemas. Ello no quiere decir que sean los únicos disponibles, pero sí los que están más desarrollados y los que menos probabilidades tienen de dar fallos mecánicos. Una avería en la sobrealimentación es costosa y los fabricantes prefieren no hacer malabares con estas cuestiones; un modelo que registre fallos constantes en muchos clientes puede suponer una mácula que acompañe al constructor durante décadas.

Veamos, entonces, lo que la ingeniería ha probado como sistemas más fiables:

compresor de aire
Compresores: son piezas mecánicas alimentadas por electricidad. Aspiran aire como los pulmones de una persona, y lo soplan dentro de los cilindros.

Turbocompresores: el aire se extrae de los gases que expulsa el motor por el escape. Una turbina (el turbo) es como un molinillo o un ventilador que lleva estos gases hasta el compresor que está cosido al motor, y así se está inyectando un aire extra que fluctúa. Es decir, cuanto más aceleramos, más gases de escape. Y cuantos más gases de escape, más potencia recibirá el propulsor desde el turbocompresor.

turbocompresor siemens
Alimentación forzada simple (también se la conoce en manuales de mecánica como ‘Alimentación Dinámica’): es la solución menos problemática, aunque también la que menos notaremos como conductores. Igual que los turbocompresores, se aprovechan los gases exhalados por el motor, pero no hay una turbina que los devuelva a toda presión hasta el compresor.

Espero que esta explicación haya sido útil y más o menos entendible para todo el mundo. Dicho esto, el mejor consejo para cualquier vehículo sobrealimentado es jamás forzar el motor mientras la temperatura no se estabilice en su punto óptimo. Acelerones con el coche en frío es garantía de avería segura. Y cara.

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