Ni se te ocurra repostar en sábado o en víspera de festivos


Ésa es la conclusión del último estudio del RACC. 8.500 gasolineras a escrutinio en toda España durante un año entero. El informe deja claro que el mejor día de la semana para echar gasolina es un lunes, y el lugar idóneo es en zonas urbanas o industriales. Hacerlo así, supone un ahorro muy importante para el consumidor. Un ejemplo claro del estudio: un coche diesel con 50 litros de capacidad en el depósito y que recorra 30.000 kilómetros al año se puede ahorrar 300 euros en un año siguiendo estas indicaciones.

Todo esto está muy relacionado con la noticia que publicábamos ayer sobre la imposibilidad de demostrar los pactos entre las petroleras para fijar el precio de los carburantes, y que ya dijimos que sonaba a tongo. El RACC explica que los precios aumentan paulatinamente de lunes hasta el sábado en una semana normal. Y que en vísperas de un puente o de vacaciones todos los operadores suben al mismo tiempo el precio en todos los territorios.

La repartición del pastel y los más careros

El responsable técnico del informe, Lluís Puerto, concluye que la situación no tiende a mejorar sino que es de esperar que en los próximos meses se empeore. La razón es el oligopolio de las petroleras.

Repsol y Cepsa se reparten un 55% de la cuota de mercado, y en algunas provincias alcanzan hasta el 70%. Puerto dice que si en una zona el pastel se lo reparten dos operadores, es imposible que se introduzca un abanico de variabilidad de precios.

Los operadores con los precios más altos de la gasolina son BP y Galp, y en el diesel también es BP quien más céntimos araña, por delante incluso de Repsol.

Las diferencias de precios entre Comunidades

El estudio de campo pone de manifiesto que entre una Comunidad Autónoma y otra pueden haber diferencias de hasta 26 céntimos por litro. Si contamos con que en los últimos doce meses el incremento medio de precio ha sido un 13,7% en la gasolina y un 11,5% en el diesel, nos topamos con la situación en la que estamos metidos.

Baleares, Andalucía y Cantabria se llevan el palo más grande, pues registran los precios más demenciales. Aragón, La Rioja y el País Vasco son las que menos sufren de esta desmesura.

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