Kimi Räikkönen, trompeando con un LaFerrari‏


El finlandés Kimi Räikkönen, flamante fichaje de la Scuderia Ferrari de Fórmula 1, no es precisamente uno de los pilotos más comprometidos del paddock, pero ahora parece saborear a cada instante todas las ventajas de formar parte de la marca italiana más laureada en el mundo. Esta semana, por ejemplo, no ha perdido la oportunidad de exprimir el motor V12 del flamante LaFerrari en el circuito de Fiorano.

Mientras la escudería del «Cavallino Rampante» tiene la mirada puesta en los test de Abu Dhabi para la nueva temporada de Fórmula 1, el compañero de Fernando Alonso ha tomado contacto por primera vez con el exclusivo hiperdeportivo de serie limitada a 499 unidades, desarrollado activamente por el piloto asturiano y Felipe Massa el año pasado.

El último campeón del mundo del equipo italiano, conocido como Iceman, es el mejor candidato para domesticar el volante de un poderoso LaFerrari. El finlandés no dudó en exprimir las capacidades de la máquina en Fiorano para deleite de los aficionados que acuden cada jornada a este trazado alojado a las afueras de Maranello. Aunque seguramente no haya batido el récord de vuelta rápida al recinto impuesta por Michael Schumacher en 2004, la diversión estaba asegurada.

Trompos y diversión


Después de solventar algunas curvas con numerosos cambios de marcha para su evaluación, el ex piloto de Lotus en 2013 comienza a sentirse cómodo y apretar un poco más el acelerador. Kimi le busca las cosquillas al LaFerrari y se las encuentra. Una vez pasada la curva 12, el coche se separa demasiado de la trazada para no salirse y como consecuencia comienza a dar coletazos en la parte de atrás, a poner al rojo vivo los discos de freno y terminando con un trompo que le lleva directamente a la hierba sin mayores consecuencias.

Y es que el LaFerrari no es un monoplaza. Hablamos de un superdeportivo híbrido con motor V12 capaz de desplegar hasta 800 CV de potencia. Va asociado a un motor eléctrico de 163 CV que le ayuda a acelerar de 0 a 100 km/h en menos de tres segundos y alcanzar la friolera de 350 km/h de velocidad máxima. Seguro que con tales dotes, Kimi Räikkönen tuvo que pasárselo en grande.

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