Audi A1 edición especial Attracted, dando palos de ciego


Las previsiones eran demasiado halagüeñas. Debían decirse a sí mismos que si se venden tantos Mini, cómo no iban ellos a vender como rosquillas un utilitario premium. Para desarrollar desde una zapatilla hasta un coche, todo lo basan en números, estadísticas, estudios de mercado y gráficos en Power Point… No conozco empresa que tenga en cuenta lo más importante: el factor humano. Ahí no hay predicciones posibles. Al final, te enfrentas a que tu producto gusta o no. Y el A1 no gusta. Están dando palos de ciego con el utilitario y las medidas desesperadas pasan por estas ediciones especiales donde lo que intentas es que tus versiones más baratas tengan mejor equipamiento para vez si alguien más muerde el anzuelo.

Desde luego, A1 Quattro con 260 CV no deben haber colocado demasiados. Se fabricaron 333 unidades a finales del 2011 y todavía sigue a la venta. Pero tampoco les va demasiado bien a los más discretos y realistas. Y es que no puede ser que un utilitario con 86 CV de gasolina equipado con cierta decencia supere los 18.000 euros de largo.

Así que antes teníamos el Ambition (con dicho equipamiento aceptable) y el Attraction (pelado como el rabo de una lagartija). Y ahora de Attraction derivamos la palabra a Attracted.

Resumiendo, los dos motores básicos (1.2 TSI 86 CV y 1.6 TDI 90 CV) con el precio más básico: 16.400 € y 17.990 € respectivamente. Y si lo prefieres con cinco puertas, súmale 1.000 €. Pero ahora incluyen los packs Kult, Style y Connect, que antes eran opcionales y disparaban, más si cabe, un precio que de por sí no merece la pena pagar.

Las bazas de la atracción

Para ver si nos sentimos “attracted” de una vez por todas por A1, éste es el listado de cosas que ahora incluye.

– Volante multifunción
– Reposabrazos central
– Llantas 16”
– Antiniebla delanteros
– Radio con 6 altavoces y bluetooth manos libres
– Ordenador abordo

Como veis, tampoco es para tirar cohetes ni nada excelso. Es lo normal que se le puede pedir a un coche hoy en día. Por fuera, ni un solo cambio. Sigue siendo de lo más impersonal.

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